Estos visitantes tienen algo de peculiar: ellos estaban aquí antes que nosotros. Desde tiempo inmemorial, las Bardenas Reales son tierra de trashumancia. Aire de Bardenas tan solo es un testigo silencioso, en primera línea, de lo que siempre ha sido: aridez, rebaños roncaleses y salacencos, tranquilidad, inmutabilidad, silencio, reposo... naturaleza. Vamos a disfrutarla.
lunes, 22 de marzo de 2010
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